domingo, 4 de noviembre de 2007

Suspiro Limeño (3/4)










sábado 13 de octubre


despertar el sábado fue mayor suplicio que el día anterior
digamos q el cansancio se acumula, debido al ajetreo q lleva un viaje,
y bueno, también al trasnochar
con sueño nos subimos arriba de un taxi
buscando algo q no sabíamos lo que sería
gonzalo quería conocer un sector llamado Previ en las afueras de Lima

un conjunto de vivienda social de algún arquitectillo conocido, cuyo nombre no recuerdo, q es reformulable por sus habitantes. por un lado eso es bueno, las personas se apropian de sus espacios, y no es una maqueta en serie...


por otro lado, de la vivienda original, casi el menor rastro de lo que fue... como mucho unos marcos de puerta y ventanas con esquinas curvadas....

así que me sentía en una villa más, de los suburbios de una capital latina


de todos modos
me encanta recorrer la ciudad no turística, conocer los modos de vida, de representación visual
las manifestaciones de cultura popular
con bastante calor comenzamos a recorrer las manzanas de Previ

manzanas cruzadas, desordenadas

con ampliaciones

con manifestaciones

caminando y caminando el hambre llegó
una señora en una esquina con una parrilla
sale un sabroso olor, y bueno, eran anticuchos de corazón
hasta el minuto yo sólo había probado de corazón de pollo, los brasileros lo comen bastante, y bueno, a mí me habían gustado...

pero de corazón de vaca, digamos q visualmente ya me daba más nervio, porque es inevitable pensar que ese corazón es de un mamífero igual que yo...

a pesar de eso, el olor era una cautivante, que me hacía tomar aire y saborearlo sin haberlo probado, y nos compramos anticuchos de corazón...


debo decir que me chupeteé los dedos....
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luego ahí caminando, en una de las múltiples plazas de Previ, un viejo de sombrero amarillo, sombrero que tenía de una fiesta de la que venía, comía su anticucho sentado en una banca. Él era dueño de 4 casas de Previ, todo un magnáte de la comunidad

por las mañanas le gusta salir a caminar por su barrio
le gusta "salir a criticar cosas", como una lavandería que estorba su visual...

Volviendo ya de Previ, en la Plaza Mayor, nos subimos a un mini bus verde que nos llevaría hasta la cumbre del Cerro san Cristóbal, porque el único cerro limeño lleva el mismo nombre que el nuestro



ha sido un día lleno de barrio


vida de barrio


los taxis motos carros autos

calles estrechas

gente conversando

matando el tiempo

en la plaza del barrio

en las veredas

en los peldaños de una escalera



desde arriba puedo ver Lima en 360 grados
y descanso de la guía que nos ha venido hablando todo el rato por un micrófono insoportable, sobre todo cuando la noche anterior uno se acostó tarde...


ya de vuelta en el centro, hace hambre y a la vez hay que buscar un lugar donde el fútbol sea visto, porque yoni y gonzali lo necesitan

por eso almorzamos en Queirolo, un lugar clásico del centro que podría ser algo como el Venezia de Pio Nono, donde al fin comimos comida típica peruana

un rico seco de res con una inka cola bien helada


luego de una siestecita, nos preparamos para el show de la noche, auspiciado por Yoni...

nos subimos a un taxi, y le pedimos que nos llevara a la PUC de Perú. Digamos que la universidad más grande de Perú debería ser conocida por el taxista, y bueno, nos preguntaba cuál era. A medio confiar, partió el auto.


un par de cuadras y nos pregunta cómo tomar la avenida de la costanera, pffff, si él no sabe, que es limeño, menos nosotros turistas


pasa un puente, se detiene, abre la puerta, y con el cuerpo a medio salir del auto, le pregunta a un tipo cómo llegar a nuestro destino, debo decir que ya me estaba dando miedo, la verdad es que no sabía si lograríamos llegar a tiempo al recital...

40 minutos sin entender por dónde íbamos, sólo recuerdo que múltiples luces de colores, tubos de neón iluminaban el camino.... nunca había visto una ciudad que tuviera tantos Bingos y Casinos (obviamente nunca he ido a las vegas)

llegamos y nos sentamos en nuestras sillas, que eran bastante atrás, porque obviamente no compraríamos las más caras...

a un recital que fui en sao paulo, compré la más barata, y como no hay divisiones reales de espacio, una vez que empezaba el recital, todo el mundo se pasaba a las sillas caras desocupadas... así vi a Bajo Fondo Tango Club en sillas vip... aquí fue igual, una vez que empezaba el show, nos fuimos sillas adelante quedando en la fila como número 20.

yo no conocía jorge drexler, y debo decir que realmente fue un excelente show. tiene un dominio escénico fabuloso, realmente creativo a la hora de responder cualquier tipo de manifestación del público. él solo sustenta un show nada más que con su encanto y su guitarra.

fue de esos shows que uno sale feliz por haber ido, que vale la pena la inversión, así que gracias a Yoni por el convite.

uno sale feliz caminando con mucha otra gente que en ese minuto también comparte esa felicidad

es caminar por los jardines de la universidad y encontrarse frente a frente con un venado...


es de esas cosas que no las explicamos, pero acontecen fluidamente.


es encontrarse con el venado que huye de las personas, pero cuando te ve y se miran, nos miramos, entramos en un diálogo. y esta vez en vez de huir se me acerca, y camina hacia mí, quedamos a dos metros, y nos miramos otra vez. un par de segundos, estamos comunicados, sin palabras, hay energía.



nos miramos y nos encontramos en medio de una ciudad poblada, como un paréntesis en el espacio y el tiempo, sobre el pasto verde de una universidad que en ese minuto deja de serlo. deja de serlo y se convierte en un espacio a temporal de encuentro nocturno entre mi amigo venado y yo....








después de ese místico encuentro fuimos a comer a la bajada de baños, en barranco, bajo el puente de los suspiros


comida peruana nuevamente, es que quedé espirituada, y el espíritu me da hambre. casi llegando al local de "Javier", donde comeríamos respirando aire de mar, nos cruzamos con María Mercedes



con su traje de plush color vino, su peluca rubia y sus grandes curvas... maría mercedes nos dio una sesión fotográfica






y después de tales acontecimientos, de la buenísima comida peruana que nos mandamos donde Javier, fuimos a dormir, era tarde, y aunque era la última noche
esa noche no era día para salir
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