martes, 31 de agosto de 2010

chocolate de micro

Voy sentada en la micro, 5 de la tarde.
Hace frío, están todos apretados, voy en el asiento del pasillo.

Un flaite de unos 30 años, con uno de unos 14, se paran a mi lado. El flaite mayor mandonea al menor:

-deja la mochila en el suelo-
-ábrela-

El flaite menor lo obedece, mientras el flaite mayor se desabrocha el pantalón, se baja el cierre, y su frondoso calzoncillo azul marino queda a 10 centímetros de mi cara.
El tipo se mete la mano en el pantalón y empieza a sacar grandes barras de Sahne nuss. Saca 5, 10, 15, al menos 40 barras de sus pantalones, con su frontis púbico siempre a 10 centímetros de mi cara.

Yo no me puedo mover, y tampoco me atrevo a decir nada...
la última vez que me enfrenté a un flaite de esa calaña, terminé en el suelo sin las llaves de mi casa.

Se baja la niña que va sentada a mi lado, y el flaite mayor con la mochila llena y cerrada, se sienta mi lado.
Quedé como el jamón del sandwich entre los dos flaites.

-Mañana nos levantamos temprano, y nos vamos al 28 y después pa la Pincoya-
le dice el flaite mayor al menor, de nuevo en tono de "the boss"

-Pero llevamos ropa, y nos bañamos en el 28, que ya no me aguanto el olor, ando fétido-

lo mismo opino yo, realmente fétido.
Se hace un espacio en el pasillo, me paro y me voy.


.pobre quién compre esos chocolates encalzoncillados.