martes, 13 de diciembre de 2011

Los vecinos de mi barrio

Un trozo de corazón felpudo

Nunca he tenido vecinos y siempre quise tener. Hasta que un día los encontré...
En memoria al Corbata, que se fue a otra vecindad, en otros cielos y aires

Grabado en La Reina, Santiago, durante el invierno de 2008. Con la ayuda de Miguel Hilari de Bolivia (sonido), Felipe Brown (producción) y Emilio Jimeno (cámara). Música de Marcelo Leturia. Idea original de Magdalena Leturia


sábado, 3 de septiembre de 2011

Qué sería


Mi primer amor fue padre hace como 2 semanas. No lo veo hace 4 años, pero después de sanar heridas volvimos a tener contacto. De vez en cuando, un mail para saber en qué está el otro. Me encanta poder tener ahora una sana relación con él. Me alegra que haya un mini Joao, saber que está bien y feliz. No conozco a su señora, me habría gustado poder conocerla cuando fui a Sao Paulo en julio, pero no se dio.

Tener una buena relación nos tomó como 2 años y medio de distancia.

Con Emilio, fue diferente. Nunca hemos dejado de vernos. Terminamos hace un año, pero nunca pasa más de un mes sin vernos.
Yo lo adoro, y él lo sabe. Y creo que me quiere mucho también. Siempre ha habido respeto, honestidad. Me sentía adulta por tener esta buenísima relación post pololeo. Creo que ambos hemos sabido manejar el asunto bien.
Hasta el jueves.
Es un oso de chocolate, un hombre increíble, pongo mis manos al fuego por él.
Somos un buen equipo, nos complementamos y lo paso bien con él. Pero como pololos... esperamos distintas cosas de una relación. No terminé con él por no quererlo, pero sí por no pelear más tratando de llegar a un acuerdo de qué espera cada uno del otro.
Así, con mucho cariño, con un vínculo intenso, nos hemos llevado un año compartiendo parte de nuestras vidas. Y creo que lo que tenemos es bueno.

Pero hay veces que hacemos cosas por proteger al otro, porque creemos que son lo mejor, pero no porque sea lo mejor para uno, efectivamente va a ser lo mejor para el otro.
Nadie puede decidir qué es mejor para uno, más que uno mismo.
Siempre hemos sido sinceros.
Desde que terminamos, no he conocido ningún hombre me haya movido el piso.
Si quiero ser honesta, quizás a veces pienso en alguien, pero ese alguien no vive en Santiago, y en lo que pienso es si lo que tuvimos hubiera prosperado si viviéramos en la misma ciudad. Son de esas dudas que de vez en cuando aparecen cuando uno recuerda cosas buenas del pasado. Como no lo veo nunca, y lo conozco desde antes que conociera a Emilio, no cuenta que me haya acordado de él en este tiempo.
Post Emilio, no hay ningún hombre que me haya hecho sentir que vale la pena estar con él, porque Emilio tiene casi todo lo que busco, y creo que hay pocos hombres así. Por eso al final prefiero pasarlo bien, estar sola, no rendirle cuentas a nadie, no gastar el tiempo. Y sí, a un par de hombres los he tenido como objeto.

El jueves me di cuenta de que Emilio me estaba mintiendo, para protegerme. Está en Chile una chica con la que tuvo algo en Cuba. Es difícil explicar qué significa una relación que se genera en la EICTV, porque hay que estar encerrado en esa escuela en San Antonio de los Baños para entenderlo. Yo no tuve nada con nadie, pero si vi a mi lado los vínculos que se generaban. Y no voy a gastar tiempo en explicar eso.

El asunto es puntual: ella y él tienen algo especial. Quizás ya no se dan besos, o quizás sí, ese no es el tema, el vínculo eictv queda. Esta semana teníamos que juntarnos para hacer algo que estamos armando, y nunca podía, me dio mil malas excusas para no juntarse.
Y Emilio no es buen actor. La primera vez que me mintió fue porque no quería que fuera a un cumple con él, porque iba a estar su ex. Y me di cuenta altiro de que estaba mintiendo. Duele que te mientan, si el motivo por el que te mienten ya duele, duele el doble cuando te das cuenta de que lo tapan con una mentira.
No es buen actor y lo conozco demasiado.

Emilio no es mentiroso, y sé que lo hace para protegerme, como me mintió para proteger a su ex esa vez. Pero su buena intención falla.
Yo no quiero que me oculten cosas a la cara, cosas que son inminentes.
Se me aprieta la guata de pensar perder esta amistad que tenemos, y no quiero que eso pase.
Ya no somos los de antes, no nos hacemos cariño, pero sí estamos conectados.
Tiene todo el derecho a estar con alguien, y quizás ni siquiera pasa algo ahora entre ellos. Y no es eso lo que me importa. Lo único que quiero, es que me den la libertad de elegir, sin ocultamientos de por medio.

Sólo pido que no me mientan, porque la verdad si va a doler, con mentira duele dos veces.


miércoles, 1 de junio de 2011

PASTILLAS CONTRA EL DOLOR AJENO

cuando una idea me parece deslumbrante, necesito compartirla

yo quiero mis pastillas contra el dolor ajeno en las farmacias chilenas

martes, 8 de marzo de 2011

El Asalto

Ya escribí sobre la Rueda de Reconocimiento que tuve en mayo del año pasado.

Para entender mejor ese texto, y por qué tendré que ir al Juicio Oral prontamente (ayer me llegó la citación), pretendo describir un poco el asalto, para entender el contexto.

El lunes 13 de julio del 2009 yo no iba a ir a trabajar. Era el primer día de rodaje de la película, pero el domingo tuve 38º de fiebre todo el día -algo muy raro en mí- y en la noche comencé a vomitar sin parar. Por arriba y por abajo.

La citación era a las 6 am en el campus Antumapu, de agronomía de la U. de Chile, en Santa Rosa. Ya había ido varias veces a hacer trámites de contrato para filmar, durante la preproducción. Pero siempre de día. Yo soy bien confiada, ando por todos lados, pero Santa Rosa con Vespucio, es un barrio que siempre me causó respeto.

Ese lunes a las 4.30 llamé a mi jefe, y le dije que no paraba de vomitar. Me dijo que no fuera.

-¿Y qué hago con los vales de bencina? y con las credenciales?- le dije, porque el rigor me lo han inculcado desde chica, aunque nunca impuesto, ni de manera consciente.

Eugenio me pasaría a buscar en el camión de vestuario a las 5.

- Pásale todo a Eugenio, imprime el plano en mapcity y explícale cómo llegar- me dijo él.

Me levanté, ordené todo, imprimí y cuando Eugenio llegó, lo hice pasar a la sala de estar.
Le dije que no iría, y colapsó.
Colapsó en serio.
Que no iba a llegar a la hora por mi culpa, que no sabía el camino, que sólo conocía Vespucio hacia el Norte, que no era de Santiago, que qué iba a hacer. Me insultó un poco, pero atribuyo sus palabras al real colapso.

A Eugenio le tengo cariño. Lo conocí como meritorio, y le agarré cariño. Siempre lo he encontrado un poco hiperventilado, pero no me afecta. O afectaba.

Tomé mi banano y plata para el taxi (ya estaba seudo vestida, porque no quería que me encontrara en pijama), y le dije:
-Te acompaño hasta Plaza Egaña, para que sepas donde está Vespucio hacia el sur, y me devuelvo en un taxi-.

Nos subimos al camión, y llegando a Vespucio, casi se mete contra el tránsito. Encontró grande la calle, o no vio el bandejón... No sé.
Se justificaba con que no era de Santiago.

Me bajó el paternalismo. Filo con mi fiebre, filo con mi gastroenteritis.
-Te acompaño hasta que recojamos a la Pilar, ahí me dejas en una bomba, y yo pido un radiotaxi- le dije.

La Pilar era la asistente de Vestuario, ella podía ayudarlo con el camino con el mapa, pensé. La pasamos a buscar, y me dejaron en una Copec en Vespucio con Sótero del Río. Que al otro lado de Vespucio, es Punta Arenas. Que al otro lado empieza La Granja y está la población de San Gregorio.

Pero bueno, Eugenio fue reclamando todo el trayecto, desde mi casa a la Copec, que por mi culpa iba a llegar atrasado. Y atrasado significaba como máximo a las 6.10 en vez de a las 6am. Porque tuvo que bajarse en mi casa y blah blah blah.

5.50 am. Llegamos con el camión a una bomba. Apenas lo asomó, yo me bajé y en menos de un segundo ya había partido raudo con el camión de vestuario.

Noche aún, fría y oscura. Cruzo por entremedio de las dos filas en donde los vehículos ponen combustible. Un solo auto y un solo bombero. Ni los miro.

Camino hacia la tiendita -mini tiendita de esa bomba-. Saco mi celular del banano para avisarle a mi jefe que Eugenio iba en camino, y unos 4 o 5 metros antes de entrar, un hombre joven se pone frente a mí. Ya no sé cómo vestía, podría haber sido un pantalón a cuadrillé. Pero sé que llevaba puesto un polerón con capuchón. Y que el capuchón cubría su cabeza.

Me mira y balbucea algo con un billete de 10 lucas en la mano.
En un flashazo de segundo creo que me preguntó si tenía cambio. Mi jefe me había contestado. Yo le hice con mi cabeza como "no". Pero como esos "no" que uno le hace al que te trata de encuestarte en la calle cuando caminas apurado. O como el que le hago a los limpiadores de parabrisas cuando no quiero que me los limpien.

Y en otro flashazo de segundo, se abalanzó contra mí, y como no me pudo quitar mi banano -que estaba muy aferrado debajo de mi brazo-, me tiró hacia el suelo.

Lo que recuerdo después de eso es confuso. No sé cuánto tiempo estuve en el suelo. Ni bien cómo me arrastró 3 metros por el suelo.

Me arrastró y quedé de guata con mi cabeza mirando hacia la máquina para poner gasolina. El bombero estaba solo, el auto que cargaba combustible ya no estaba.

Mi banano quedó debajo de mi pecho. Mi asaltante - que no parecía tener más de 18 años- me pegaba patadas por los costados, a la altura de las costillas y la guata. Tiraba la correa del banano.
Mi cuerpo tieso, los brazos contraídos. Toda apretada. Un par de veces traté de mirarlo hacia arriba. Lo que vi eran sus brazos jalando la correa de mi banano, como si me estuviera tirando del brazo... y sus piernas que pateaban hacia todos lados. Mi mirada volvía rápidamente al suelo, apretaba mis puños, veía sus pies acercándose a mi cuerpo y cerraba los ojos esperando que esto acabara.
Yo escuchaba la voz de la señora de la tiendita, que le gritaba
-suéltala, déjala, por favor suéltala- repetidas veces.

No sé cuánto tiempo fue, pero yo sentí que fue un buen rato. Hasta que me rendí y aflojé, y salió mi banano.
Y el púber teen asaltante se subió rápidamente en un auto sedan de color claro. Y escapó.
Con mi banano. Y 15 lucas. Nada más.

Y recién ahí me di cuenta de que estaba llorando. Que tenía las manos y rodillas rasmilladas, a pesar de las dos capas de ropa que tenía puestas. Que había avanzado 3 metros por el suelo.

La vendedora de la tiendita salió corriendo a buscarme. Me levantó, me entró, y cerró con llave.
Me sentó en una silla, y me dio un vaso de agua, en esos de cocacola rojos, como de papel plastificado.

Yo lloraba y lloraba. Ella me miraba tiernamente.
-Usted no es de acá, se nota, qué vino a hacer una niñita como usted por estos lados. Son barrios malos- me decía.

Dios me cuida, y a pesar de todo, las cosas pasan por algo. Por algo llamé a mi jefe segundos antes. Y ese algo hizo que tuviera el celular en la mano todo el rato. Y con mi mano apretada, la almejita no fue hurtada. Porque en esa Copec no había teléfono público (estaba desmantelado), ni salida para celular en el teléfono del local.

Llamé a mi casa, todos dormidos, nadie contestaba.
LLamé a mi jefe.
-Me asaltaron-.

Ni me di cuenta y ya había amanecido.
Ya había varios autos rellenando combustible.

Antes, el bombero, se había acercado con un papelito. No me habló, no me dijo nada. Le pasó el papelito a la vendedora por la ventanilla de la puerta. Y ella me lo pasó a mí.

Una compañera de trabajo llegó a buscarme una hora después del incidente. Me llevó a una comisaría en otro barrio.

En la comisaría abrí el papelito: letras y números. El bombero había anotado la patente.
En el minuto él no podía hacer nada, trabajaba ahí y un ajuste habría sido lo más probable si intentaba algo. Pero con ese gesto, me había ayudado.

La patente del vehículo calzaba con el sedán de color claro. Me mostraron una batería de 10 rostros, todos de la misma edad, 18 años. Aún tenía fresca - sigo teniéndola- la cara con capuchón que balbuceó frente a mí.

-Es ése- dije.
-¿Segura?- me preguntó el carabinero.
-¿Qué pasa si estoy segura?- pregunté.
-Se puede seguir con la diligencia- me dijo.
-¿Cárcel?-
-Sí, por ser robo con violencia-

No me gusta que la gente se vaya a la cárcel, no creo que la gente salga rehabilitada, creo que produce más rabia.

-Sí, estoy segura-. Es que su rostro era inconfundible.

Con el tiempo, supe por la investigación que ni el bombero, ni la vendedora trabajan más ahí. En esa Copec del terror. Ella me había contado que era pan de cada día. No sé si los cambiaron, o ellos se fueron. Sólo sé que ya no tienen que estar ahí con miedo de que los asalten jóvenes tocados, que a las 6 de la mañana van de vuelta de la juerga. Mi asalto debe haber sido el remate de una noche de domingo. Me alegra que no estén más ahí. Fueron ángeles que me cuidaron.

10 meses después me citaron. Eso fue mi Rueda de Reconocimiento.

un año y 8 meses después me volvieron a citar,
esta vez al Juicio Oral.

--
pensar que por ese banano y 15 lucas, hasta 4 años se puede ganar.

domingo, 6 de marzo de 2011

una noche con Rodolfo, parte 1

N.R: esto comencé a escribirlo el 21 de julio del 2010. Por eso es parte 1, porque lo escribo en un tiempo, no será lo mismo desde otro contexto. Como no lo terminé, la parte 2 será desde el presente, y igualando ambos tiempos. En ese miércoles 21 decía así...



estar en Cuba es raro
y raro es una palabra qe queda extremadamente chica
si los que pasan una semana en un paquete all inclusive dicen que es un país extraño,
qué les puedo decir yo, que pasé 2 meses y medio respirando ese aire tropical

hoy se graduaron los de tercero en la finca de san tranquilino
esa finca fue mi casa durante los dos meses que estudié en la EICTV (Escuela de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba)
y me pasaron cosas raras

desde que me bajé del avión me envolvió esa densa nube invisible de cálida humedad. parecido al calor de enero en sao paulo, pero el olor era mucho más intenso
recuerdo el taxi que me llevó y esa primera mirada a todo lo que podía, como si fuera la última vez

es que esos días fueron todos como la última vez de algo
cada día fue intenso, algo se me colaba entre los dedos, y yo aleteaba para empaparme hasta detrás del pliegue de mis orejas

pero hablar de la escuela es imposible, tendría que escribir hojas y hojas y no sé si a alguien le daría para leerlo.

algo tendré que escribir un día eso sí, de toda mi experiencia con mi tobillo derecho dentro de la finca, aunque dicen que lo q se vive en la finca, no sale de ella. aunque uno trate de contarlo, es imposible explicarlo

por eso me quedo hoy con esa noche en la habana.

diciembre. 2009.
el aire está más fresco. quién diría que en Cuba hay días frescos, y hasta helados, como para usar bufanda.
Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.

yo llegué tarde al festival, porque después de nuestras clases que acabaron el 27 de noviembre, me fui con Gaby -mi amiga uruguaya- a recorrer unos días el otro extremos de la isla. Estuvimos en la olvidada Baracoa (donde se fundó la primera capital de Cuba en 1511), en la fiestera e histórica Santiago de Cuba (con sus Casa de la Trova y Casa de la Música, con su mágico Cayo Granma, y con todos los vestigios de la historia revolucionaria), y luego sola partí a Trinidad donde sólo conocí encanto y amabilidad.

Jorge el pescador que me llevó en su auto a la playa Ancón, la casa de Giselle, con maravillosos muebles tallados por su marido y mi amigo Carlos, que conocí en la escalinata de Trinidad, donde estaba toda la gente reunida al ritmo de una banda. Carlos me llevó a la Casa de la Música, y terminamos tomando agua en su casa, una verdadera casona de lujo pre revolución. Casa que por necesidad hoy alberga a toda la familia: padres separados, hijo casado, nietos, la habitación de Carlos y la habitación para el turista.

Legué entonces al Festival el 7 de diciembre, me volví a juntar con Gaby, que me esperaba en la casa de Conchita, donde arrendábamos nuestro cuarto. Donde también mi amiga Dalia - de Argentina- estaba con su novio Nico.
Ese fue un día de re encuentros. Habían pasado sólo 10 días y ya echaba a todos demasiado de menos. Cuando la palabra saudade es la que mejor expresa el sentimiento.

Ese día vi Huacho, todos vieron Huacho, y varios la amaron. Ese día almorzamos en el FOCSA, en el café TV, ese día en la noche, luego de varias películas, y unas Cristal, a las 1 y media de la madrugada decidí subirme a la guagua que llevaba a los estudiantes de la EICTV de vuelta del festival. Tuve mi última noche en el rapidito. Con mi querido Andrés Buitrago, los brasileros Glaydson y Lucas, el uruguayo Guille - amigo de Gaby-, Richi, y mi boliviana favorita Valeria. Esa noche probé el planchón, un ron del terror, que venía en una cajita tetrapack individual, que la primera vez que la vi, ingenuamente creí que era leche chocolatada.

Esa noche dormí ahí, por última vez, en el departamento de Guille, que para mí era el departamento de los españoles Diego y Eduardo. Al día siguiente me encontré con Helena y almorzamos juntas en el comedor, como en los tiempos del taller. Tomé la guagua a la Habana, dejando por última vez la EICTV. Menos mal que mi última noche fue esa, y no la siguiente. Porque en ese minuto no me imaginaba todo lo que me pasaría ese martes 8 de diciembre.

lunes, 28 de febrero de 2011

LCD Soundsystem... New York I love You... en Chile



y se supone que el recital de hoy en el Caupolicán fue como una despedida, que el 2 de abril no tocarán más

mientras escuchaba las canciones de LCD Soundsystem yo seguí teniendo mi autodespedida

autodespedida de una vida que se acaba y otra que comienza, porque este año será crucial en por dónde decida seguir.

hasta que de repente tuve unas ganas inaguantables de ir al baño, lo que me hizo salir del enrollo profundo
ahí otra reflexión absurda se me vino a la cabeza

antes, mis amores platónicos dejaban de serlo
ó cuando se consumaba el beso
ó cuando comenzaba a encontrarlos algo carreteados, viejos feos
pero hay dos que son la excepción
a pesar de haber consumado el beso, sigo sintiéndome un poco groupies frente a ellos
a uno no lo veo hace tiempo, ¿5 años? y se convirtió en mi amor platónico hace 10
al otro lo veo más seguido, y hace 4 años que lo platonizo

al que no veo hace tiempo, después del beso le dije que había sido un mero antojo
al que vi ayer, el beso fue sólo un juego que quisimos jugar en una circunstancia particular
¿pueden seguir siendo platónicos si ya les di beso, y no quiero más que simpatía y buena onda con ellos? Conversar un rato, echar la talla, y más nada... bueno quizás además sentir su olor, soy obsesiva con el olor de las cosas, más aún de las personas.

Volví a la realidad cuando comienza a sonar esta canción
la mayoría de la gente grabando con sus celulares lo que pasaba en el escenario
Cuando delante mismo, un personaje del cine nacional, director de 'Que pena tu vida', 'Promedio Rojo', conocido primero por su blog de un pingüino en la ya muerta Zona de Contacto, y luego por sus comedias adolescentes, que han conseguido exposición mediática internacional, y que una noche bailó con Kirsten Dunst... desbloquea su iphone, y se pone a buscar New Yor I love you
me llamó la atención, de reojo comienzo a sapear
estaba buscando la letra de la canción, y a ratos, como que la leía para cantar

ya es demasiado el fanatismo de internet en los móviles, buscar una letra, en vez de escuchar y disfrutar.... y eso que es de las canciones que escuchando se entiende la letra bastante bien
querer estar ahí, creer que por estar conectado se está más ahí, cuando lo único que haces estar concentrado en un aparato que es lo menos presencial

en fin, cada quien audiciona como quiere

sólo quiero decir, que disfruté plenamente LCD Soundsystem

viajé y viajé

jueves, 24 de febrero de 2011

Mi 27 - F ... un año después

A un año del 27-F todos hablan de él. Un terremoto con ese nivel de trauma sigue pidiendo hablar. Al decir las cosas podemos seguir avanzando, por algo hay tanto sicólogo, grupo de autoayuda y demases. Lo que fue de, la reconstrucción, los avances, los que aún están casi en la misma situación después de un año.


Y así como todos hablan, yo también hablo de mi 27-F, para que no pase al olvido.
Ese viernes 26 una amiga, la Jesu, estaba enferma. ¿apendicitis?, creo. En teoría la iba a visitar esa noche. Pero esa tarde estaba con Emilio en mi casa, y llama la JC, y con esa llamada venía un drama enorme con un hombre llamado Germán. Suspendí a la Jesu, por la JC.

Pero antes, con Emilio habíamos quedado de ir a comer. Pasamos toda la tarde juntos y un sushi cerca de la Plaza Ñuñoa, parecía un viernes tranquilo.
El desarrollo de esa comida no importa mucho, lo que sí importa es que con Emilio terminamos una vez más. Como la décima, y eso que ni siquiera habíamos vuelto oficialmente de la última vez que rompimos en agosto del 2009.

A las 11 de la noche nos separamos, Emilio en su moto, fue a juntarse con los "dados" – sus brothers de la época escolar-. Iban a irse de farra a una fiesta. Yo con un nudo en la garganta, que tuve que tragarme, partí a ver a la JC. Esperé que se me deshincharan los ojos enrojecidos antes de subir. Iba a contener un drama, y no a desparramar el mío.

En el depto de la JC figurábamos las dos metidas en la cama, tomando té con la tele encendida. Y yo escuchaba y trataba de contenerla. El drama en cuestión era un hombre que salía con mi amiga, conoció a otra, dejó de salir con mi amiga, se puso a pololear con la otra, todo en un mes y medio, y mi amiga se acababa de enterar. El problema en cuestión es que esta amiga se aferra demasiado a cualquier pinche que se le aparezca proyectándose más de la cuenta. Y el problema también fue que ese tal Germán es un romanticón de cuarta, que le dice demasiadas bestialidades siúticas a las mujeres en una segunda cita. Yo no confío en hombres así, ya no creo en el amor a primera vista.

A las 3 y poco de la mañana creía tener la situación controlada, el día había sido agotador emocionalmente, y partí a mi casa.
A las 3.34 iba llegando al cruce de Tobalaba con Larraín, a pocas cuadras de mi casa. Justo el semáforo se puso en rojo y yo comencé a frenar. Estaba sola frente a un cruce que es bastante amplio, se veía enorme en la soledad de la noche.

A los pocos segundos de detenerme el poto del auto comienza a batirse fuertemente. Yo estaba en la pista de la izquierda -para virar- y un auto se pone a mi derecha cuyo conductor me miraba con ojos punzantes. Yo sentí que ese auto me había hecho un encerrón y que el poto del auto se movía porque dos asaltantes – sus cómplices- movían mi renault scenic, uno a cada lado. La paranoia me vino porque en junio del 2009 un güagüi de 18 años me asaltó violentamente a las 6 de la mañana, en una Copec que limitaba con la Granja.

No sé cuántos segundos pasaron, pero en un minuto me di cuenta de que nadie me estaba asaltando. El de al lado sólo era un hombre que miraba confundido o aterrado.

Miré hacia el frente y vi todo en pantalla gigante
olas de viento
Ráfagas de partículas se movían en diagonales desde los árboles hacia el suelo, era un baile suspendido en el aire.
Destellos de luz y manchas de colores, como si enormes pinceles pasaran frente a mí

Ríos de hojas

Todo chispeaba.

Los semáforos y señaléticas bailaban frente a mis narices, de un lado a otro como si fuera el baile de un castillo encantado.

La onda de la radio iba y venía, hasta que se fue. La palanca de cambios saltaba, y aún sin entender qué estaba pasando, apagué el motor.
Porque el auto parecía burbujear, como si fuera a estallar.

Y de pronto el farol en rojo se apagó, todo se apagó. Pero siguió moviéndose como un péndulo, y las ráfagas de viento con hojas de colores seguían frente a mí de un lado a otro. Había luna, la noche era clara, todo seguía viéndose destellante y luminoso en esta pantalla gigante.

Cuando la tierra se dejó de mover, me di cuenta de que dos autos más habían llegado al cruce. Uno había quedado sobre el Canal San Carlos, bajando por Larraín y el otro en sentido contrario.
Entonces, los 4 autos que habíamos llegado al cruce en medio de este movimiento telúrico, los 4 aún detenidos, simultáneamente, como si nos estuviéramos poniendo de acuerdo
volvimos a encender los motores
y el intermitente
Y juntos comenzamos a movernos.

Estaba a unas 8 cuadras de mi casa, toda la ciudad oscura, sólo la luna alumbrando.
Sin entender ni dimensionar lo que había pasado,
me bajé del auto, abrí la reja, y a mi derecha una franja blanquecina seguía del portón hacia mi casa.

Como si mi jardín ahora fuera playa de arenas blancas.
El muro que nos separaba del vecino se había desplomado.


Luego de esa noche estuve 3 días desconectada del mundo, sin luz ni teléfono. Sólo mi radio, que le puse unas pilas que encontré por ahí, que a ratos encendía para escuchar las noticias.

Después de ese 27-F, el drama de mi amiga se convirtió en un lío de telenovela venezolana.

Después de esa sacudida yo volví con Emilio. Volvimos, y creo que ese mes de marzo fue uno de los mejores meses que tuvimos.

Cortando el cordón

Este año decidí cortarlo de raíz, en muchos sentidos. No sé si algún día explique bien qué significa esto, quizás mañana, quizás en un mes, quizás nunca. Pero hago un punteo de aspectos de este verano 2011 que tienen que ver con cortar el cordón:

1 - Joao va a ser papá, y me lo contó por msn como si me preguntara cómo estaba el tiempo.
2 - Emilio se fue a Cuba, a estudiar a mi finca querida, un año y 5 meses después de que yo fuera. Espero que entienda mi desarraigo post EICTV 2009, porque esa isla y esa escuela son inexplicables, incontables, y Cuba-eictv me cambió la vida. Y sé que para el negri va a ser una de las mejores experiencias de su vida.
3- Voy a escribir sin pudor, sin vergüenza, sin miedos a contar lo que antes no me atrevía a contar. Aunque eso pueda significarme enemigos, retos, rabias y silencios.
4- Voy a escribir tantas otras historias, que me han pasado, que he ido recopilando, pero que mutan constantemente por las fantasías que envuelven mi cabeza. Hasta el minuto será la voz de una mujer niña de 27 años llamada Blanca, mi media hermana.
5- Me fui a Chiloé sola. Sé que es Chiloé no más, mismo país, misma lengua. Pero necesitaba viajar sola, y hablarle a la gente, y aguantar estar en silencio. Y viajar sola fue un viaje al Paraíso, y quiero volver a repetirlo.
6- Me inscribí en un curso de periodismo por internet, que me recomendó la Ignacia.
7- Me compré un computador, desde donde escribo en este momento. Decisión que me costó varios años, y que nade entiende por qué.
8- Voy a retomar mis viernes de delicias.
9- Voy a volver a desaparecer y desconectarme cuando se me antoje para volver a aparecer.
10- Voy a viajar sola este año, una y otra vez.